La Iglesia no se considera autorizada para conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, porque Cristo eligió varones para el Colegio de los Doce y la Iglesia debe ser fiel al signo sacramental querido por el Señor. Esta enseñanza no es meramente disciplinar, sino definitiva en cuanto al sujeto de la ordenación.
* Revelación
Elección de los Doce: “Subió al monte y llamó a los que quiso… y designó a Doce para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar” (Mc 3,13-14).
Listado de los Doce: “En aquellos días, fue al monte a orar… y eligió a Doce, a los que también nombró apóstoles” (Lc 6,12-13).
Institución eucarística con los Doce: “Yo recibí del Señor lo que a mi vez os he transmitido…” (1 Co 11,23-26).
Primer anuncio pascual confiado a mujeres (dignidad y misión, no orden): “María Magdalena fue y anunció a los discípulos: “He visto al Señor”” (Jn 20,18).
Catecismo (n. 1577): “Sólo el varón bautizado recibe válidamente la sagrada ordenación.”
Tradición y Magisterio
Inter Insigniores (1976): La Iglesia no se considera autorizada a admitir a las mujeres a la ordenación sacerdotal.
Ordinatio Sacerdotalis (1994): La Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir a las mujeres la ordenación sacerdotal, y esta sentencia debe ser tenida de modo definitivo.
Evangelii gaudium (104): La reserva del sacerdocio a los varones no es una cuestión abierta a discusión.
Continuidad histórica: desde los Apóstoles, Oriente y Occidente confirieron el orden a varones. No es inercia sociológica, es Tradición viva.
Naturaleza del signo: el presbítero actúa in persona Christi Cabeza y Esposo; el signo sacramental requiere conformidad con lo que significa.
Magisterio reciente: se reafirma el carácter definitivo de esta enseñanza y se distingue entre poder sacramentaly poder en general.
Discernimiento conceptual
¿Discriminación (mal moral)? No. La exclusión por desprecio sería un mal moral. Aquí no hay desprecio: hay fidelidad al signo sacramental recibido.
Límite ontológico del sacramento: los sacramentos no se rediseñan a voluntad. La Iglesia custodia la economía sacramental.
Dignidad y misión: igualdad en dignidad bautismal; diversidad de funciones para edificar el Cuerpo (cf. 1 Co 12).
Objeciones secundarias y respuestas
“Jesús eligió varones por condicionamiento cultural.”
Respuesta: Jesús rompe convenciones (dialoga con la samaritana, acoge discípulas, confía el primer anuncio pascual a mujeres). Si su elección de los Doce hubiera sido puro condicionamiento, la Iglesia primitiva lo habría modificado; no lo hizo.“María es la más santa: ¿por qué no sacerdotisa?”
Respuesta: Precisamente porque María es figura de la Iglesia-Esposa. Su grandeza no es clerical, es esponsal y maternal: paradigma de santidad para todos.“Entonces la mujer queda de segunda.”
Respuesta: Falso. Santidad y autoridad sacramental no se identifican. La vida eclesial está llena de doctoras, fundadoras, mártires y misioneras que han configurado la Iglesia sin orden sagrado.“¿No puede el Papa cambiarlo?”
Respuesta: No es un “no quiero”, sino un “no puedo”: la Iglesia no tiene facultad para alterar al sujeto del sacramento.
Argumento práctico
Desclericalizar la mirada: identificar orden con poder desfigura el sacerdocio. El ministerio es servicio.
Liderazgo femenino real: donde no se requiere orden sagrado, urge reconocer y promover responsabilidades de gobierno, teología, tribunales, economía, catequesis, caridad, comunicación y cultura.
Liturgia y testimonio eclesial
Liturgia: el presbítero, varón, significa sacramentalmente a Cristo Esposo en la Eucaristía; toda la asamblea —mujeres y hombres— participa activamente por el bautismo.
Testimonio: el consenso multisecular de Oriente y Occidente es expresión de Tradición, no de inercia social.
Vida cristiana
Purifica el lenguaje: habla de servicios, no de privilegios.
Reconoce carismas femeninos concretos en tu parroquia y apóyalos.
Forma doctrinal: enseña teología del sacramento y dignidad bautismal.
Ora por vocaciones y por mujeres líderes en múltiples ámbitos eclesiales.
Cuida la comunión: debate sí; ruptura no.
Referencias mínimas
Sagrada Escritura: Mc 3,13-14; Lc 6,12-16; 1 Co 11,23-26; Jn 20,11-18; 1 Co 12.
Catecismo de la Iglesia Católica: n. 1577 (y 1598 para contexto).
Documentos del Magisterio: Inter Insigniores (1976); Ordinatio Sacerdotalis (1994); Evangelii gaudium 104.




